domingo, 15 de abril de 2012

Mi nombre es Claudia y voy a castings de comerciales sin éxito.

No sé porqué lo sigo haciendo. Sobre todo si mis motivos son los motivos que vivo criticando.

No se porqué, pero sigo yendo a castings para comerciales. Sigo yendo y una sola vez en mi vida he hecho un comercial. *

Yo, que creo tener cierto histrionismo que de hecho me ha funcionado en otras áreas, no me canso de recibir la bofetada publicitaria en la cara una y otra, y otra, y otra vez; Pepsodent, Mum Bolita, Movistar, y cualquier otra marca que necesite una niña así, juguetona, divertida, coqueta.

Se está empezando a convertir en un juego, ya me dí cuenta. Ya es puro análisis antropológico. ¡MENTIRA! Es decir, sí, es un poco eso, porque la mixtura de gente, ideas y aspiraciones incoherentes en esos sitios es muy loca. Pero también son los 15 minutos, los cabrones 15 minutos de fama que como un adicto a la heroína en una reunión, reconozco desear tener. No lo veo como un trabajo, como probablemente lo verá algún porcentaje de quienes hacen castings día a día. Lo veo como una posibilidad.

Yo estoy clara, señores. Yo sé lo que esa añoranza significa, yo conozco la frivolidad y la superficialidad, yo te lo debato, te defiendo y admiro cualquier posición honesta y genuina que no esté detrás de estas tonterías con las que el ego se alimenta sólo para poder decirles a otros que ése eres tú, en esa pantallita.

Y sin embargo, yo sigo yendo a castings.

Si me eligiesen! Pero no! Igual sigo yendo! (hassdkjhagdgajajjajgaj!!!)

Para entonces pararme en una marca en el piso, sostener un numerito y esperar a que me digan: "Sonríe, un perfil, sonríe a cámara, otro perfil. Muy bien, una vueltica, eeeeso". Y los que se ponen interesantes dicen: "¡Estás brava! ¡Bravísima! ¡Qué horror lo brava que estás! Ahora triste, ay qué dolor. Y ahora pensativa, ajá, tienes una idea, una idea genial, y ahora alegre, ¡contenta! Muy bien".

Hay gente perfecta para esto. Per-fec-ta. Gente para publicidad. Niñas cómodas en su ser burbujeante cargado de entusiasmo; niñas que viven para esto y les sale natural. Tan natural como una sonrisa de Colgate. Niñas en tacones, de pelos lacios y largos, niñas encantadoras. O chicas alternativas. Chicas de pelo corto, de Converse y de despreocupadas opiniones. Y luego hay gente como uno, incómoda y en una búsqueda tan evidente de un ALGO inexplicable que ya casi que emitimos un aroma específico. Así de obvia está nuestra búsqueda. Huele.

Ir a castings de comerciales ha sido una de mis aproximaciones al show bizz de mi país. Y aunque me percate cada vez más de que no sirvo para eso, ahí estoy. De tercera o cuarta en la fila de sillas. Maquillada y lista para hacer realidad los sueños del cliente que usted, amigo de Herbal Essences, necesita.  O para vender ese curso de inglés, o para hablar sobre los daños de los esmaltes de uña que no sean Valmy.

Ahora bien, siempre puede ser peor. Porque aunque yo esté en el paso 4to de esta problemática, (lo reconocí, lo hablé, lo analicé, lo compartí) hay gente que ni cuenta se da de que ya son parte del mismo grupo de apoyo en el que yo entré hace unos años.

Hermano, hermana, aquí estamos.

Claudia Lizardo
@liliputparanoia



* el comercial en el que aparecí fue éste: .

(Yo soy la del paracaídas. De bolas que no me llaman para vainas de champú.)