lunes, 11 de agosto de 2008

Señora, no me toque.

Inminente.

Inminente como la llegada del autobús 45 a la parada del Carrer Sant Antoni Maria Claret, fueron los dedos huesudos de la señora que se levantó con ganas de crear conmoción y con descaro me hizo "pin, pin" (bien duro) en el hombro.

15 segundos antes.

Mi cabeza recostada del vidrio del autobús. Yo, observando las palmeritas del Passeig Maritim pasar con el mar de fondo (si, me gusta decirles a todos los nombres en catalán de las calles que conozco). Con esta vista, vino el respectivo pensamiento de "Caracas podría estar así. Mira qué lindas las palmeritas. Qué limpieza. Las palmeritas dan sensación de prosperidad. Pero qué va, no tienen nada que ver con la arquitectura... la arquitectura sí es importante, porque..."

PIN, PIN. "Que dejes sentarse a la señora!!"

Al voltear a semejante alarido, veo que la osada era Srta. Crisis de los 40, con cabello mal esponjado, y la cara de quienes, por no tener suficiente acción en su vida, deciden que lo más emocionante que pueden hacer es "defender a los indefendidos", la naricita con los güequitos bien abiertos no falta, es la única manera de hacerle entender a los demás que está haciendo un esfuerzo increíble al decidirse a regañarme, y por supuesto, la combinación gris y beige, que le queda perfecta. A su lado, una señora mayor que ni cuenta se dio que me senté en la silla de discapacitados, embarazadas y personas de la tercera edad. Tampoco yo me di cuenta de su presencia, de lo contrario inmediatamente le cedía el puesto y ya, y me ahorro esta ridiculez.

Atónita ante el golpecito (bien duro) que me dio en el hombro la otra, me disculpo con la anciana y le explico que no la vi.

"Mjm, mjm, no la viste, no la viste..."


La Sra. de las cuatro décadas se siente triunfante y amargada dice algo al aire así como " Es que si uno no defiende a los ancianos, nadie lo hará" y yo todavía sintiendo el rastro de sus horribles dedos con uñas feas y desconchadas en mi hombro recién quemadito por el sol.

¿A uno quién lo defiende de los arranques de una catalana middle age busca pleítos?

Tales desde Barcelona.


Como saben algunos, estoy haciendo un viaje de lo más original, visitando una ciudad a la que nadie va nunca, y menos de Caracas, una ciudad de la que puedo escapar de los caraqueños y los intensos.

Si, señores. Estoy en Barcelona.

Pueeees... la estoy pasando muy bien, les diré. Llevo casi 3 meses y me gusta. Mucho. Pero me parece interesante dejar un record del choquecito cultural que implica estar por aquí...

Les dejaré unas anécdotas de lo más sencillas de lo que he vivido por aquí.

Hasta mañana.