jueves, 29 de noviembre de 2012

# 267

Isaías.

Te extraño.

Ojalá estuvieses aquí.

Quiero tocarte...

Quizá me dé vergüenza que me veas así, pero como a ti siempre te gustó ser un Florence Nightingale salvarme te encantaría.

A mí no me importa, Isaías. Si quieres salvarme, sálvame, pues.

Hoy estos dedos son los tuyos, Isaías





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