Hoy tengo miedo de encontrarme con la almohada. Siempre está callada y en lugar de mostrarme cosas como lo hace la televisión, que siempre habla y me enseña cómo están otros, ella sólo está ahí. La almohada está esperando a que mi cabeza caiga en ella para que en la comodidad de su cuerpo yo esté lo suficientemente tranquila como para dejar volar mi cabeza y llenarme de información sobre cualquier cosa que la tele y la computadora me hacen evadir. La almohada es implacable, sobre todo cuando nada más está pasando. La almohada a veces es como la ventana cuando nada pasa afuera, cuando nada distrae sino que solamente es.
Cuando todo está quieto... He estado teniendo miedo cuando todo está quieto.
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