viernes, 17 de mayo de 2013

Status Rayuela #1


En tercer año de la universidad estudiamos a Parménides. Lo que en varias clases ya yo descartaba como algo imposible de comprender se me manifestó una noche en medias y camisola en mi cama. Se relajaron las pretensiones y en el medio de la más tranquila ingenuidad entendí porqué el cambio es aparente y “todo permanece”. Grité: “¡DE BOOOOOLAS!” y me sentí increíble.

Ahora mismo no entraré en transmitir lo que comprendí. En este caso, yo con mi entendimiento tengo. Lo importante es que esa cuesta está caminada y que se añade el logro del entendimiento de Parménides a esa lista de cosas que hacer antes de morir. A esa cajita que va acumulando pepitas de oro, en la que hay libros, momentos, besos y borracheras.

Tenía tiempo sin entrar en ese estupor hasta que comencé a leer este libro. Ya no por lograr la comprehensión intelectual sino por sentirme un poquito merecedora de estar en los zapatos del autor. Esto pasa a momentos porque no es fácil y sigo jugando con paciencia y sin ponerme límites. Es entonces un entendimiento un poquito menos concreto pero igualmente celebrable.

Este libro no trata de atraparme ni yo trato de que me atrape; esos correteos se los dejo a los que están por venir y además, ya estoy vieja pa’ la gracia. Esto se disfruta como un soufflé: por lo que es. En el momento en el que la página se abre y no se añora cuando se cierra. Es una persona con todas sus mañas y regalos y quebrantos y cosas bonitas, la cosa es cómo se las toma el que lee. Uno termina satisfecho de haber tendido la mano al capítulo y que al pasar al siguiente, tengas una ligera sonrisita algo pendeja.

Status terminado.


Salud.