jueves, 30 de octubre de 2008

Un curso de milagros versión crackera.


Huele como a Ateneo de Caracas. Huele a... pulserita tejida y a sombrero tejido, y a piedras de tagüa o güata o taigüa de resina de Choroní. Pero la cosa no es tan Hippie de Bellas Artes, porque estamos en uno de los salones del Hotel Paseo Las Mercedes. Hay como 30 sillas en círculo, de esas como de la "comunidad". Blanquitas de plástico. Hace fríito a pesar del olor a incienso de patchoulí. Y está un señor parado en el medio del circulo de sillas. Un señor barrigón, blanco, calvo y con cara de "mi sabiduría es tan arrecha que quiero llorar". Detrás de él, una foto del sudario de Cristo enmarcado en dorado.

Pero bueno, estoy aquí ya. Por algo entré a este sitio, porque el universo conspira para... bla bla bla. El punto es que esta vez no voy a ser predispuesta.

"Adelante..." dice el Sai Baba Italo-Venezolano, y te mira como si supiese que estás pensando, y de verdad te lo crees: "Este tipo tiene una habilidad, definitivamente" piensas. Además, no estás sola ahí, hay gente asidua de estas reuniones, gente que lo trata de Maestro, gente que asiente a todo lo que diga. No han empezado las ganas de reir. Estás aún convencido. Después de todo, hay que ser bien hábil para quedártele viendo a alguien a los ojos por tres minutos. ¿No?

"Hoy vamos a leer el capítulo 8..." Y así comienza una situación muy muy extraña, en la que de repente te ves involucrado y no sabes si es que tú estás loco, o es que él está muy loco y ya. Pero como aparentemente, esos son criterios del Ego, en tu cabeza se crea un debate entre lo que estás pensando y lo que deberías estar pensando que definitamente te corrobora que sí estás loco.

Llegan una madre e hija. Se ve que vienen a cada rato. La hija tendrá 16 años, es alta, delgada, morena y como con cara de ponquecito. "Qué felicidad" dice el señor este al verlas entrar. "Qué felicidad más grande, miren qué belleza" Y todos voltean y ven a la Madre e Hija y claro, tú volteas pero no entiendes qué demonios es lo que es tan bello, pero tratas de verlo.

Resulta que el tipo es medio interesante, hace chistecitos para mujeres y tú, como una idiota, te ríes así como bajito, como: "Ay, qué cómico!" (Empieza de nuevo el debate en tu cabeza porque no entiendes tampoco porque te ríes, pero como todos se ríen... pues ni modo) Madre e hija se sientan

El señor le pide a la belleza que entró con su mamá que se pare. Vale destacar que durante toda la charla lo que hizo fue decir lo bella que era, y lo pura, y lo idiota que son los hombres que no le paran a mujeres así, y se puso más creepy cuando la niña fue al baño y el le murmuró algo (ahí comenzó mi cara de Mafalda) Equis. Le pide que se pare, y esta pobre niña que está embobada con todo el proceso, se para. "´Te vamos a vendar los ojos y él y yo te vamos a abrazar..." (señala a un seguidor suyo) "...y al final nos dirás si reconociste a cada uno". Le venda los ojos, y le señala al discípulo este que se acerca a ella y la abrace, luego se acerca el Maestro (así le diré) y la abraza. Luego se vuelve a acercar el discípulo y la abraza más fuerte, y luego el Maestro la abraza más fuerte. Ya no entiendo nada. Le quitan la venda y le pregunta a la niña: "¿Qué sentiste, mi amor? ¿Nos reconociste?" "Bueno, al principio sentí así como una energía, y después otra energía y después más energía, y como calor" Y la detiene el Maestro: "Qué bonito. Qué belleza como lo describió, ¿no les parece? UN APLAUSO!" "Si, si, bellísimo, Maestro" Y todos aplauden.

Claudia está comenzando a asustarse.

Así siguió el trance dichoso que duró dos horas, en las cuales pasé por cualquier cantidad de emociones y pensamientos. Cuando el Maestro decidió acercarse a mí, dijo algo sobre el amor, me pasó un paraguas, me lo quitó y me lo volvió a pasar: "antes no te lo di, ahora sí te lo estoy dando" Aaaaaah, claro, ahora entiendo, antes no me lo diste, ahora sí! (¿?) Metáforas extrañas, regaños a quienes no lo veían cuando hablaba, frases locas de repente, y gestos muy raros, y los chistes, que si no te reías de ellos, porque eran M-A-L-O-S, se ofendía todo.

"Tú no estás aquí, a menos que estar aquí implique que el Santo Padre está a tu lado, y ál tocar su manto, estás aquí, pero tienes que obedecerlo siempre sin cuestionar y ese es el milagro porque aquí estamos todos con Jesús y su Santa Gloria Eterna, Amén, toma el paraguas ahora si, porque te lo da él y no yo...."

Ahora el debate está vuelto loco. Necesitas una opinión de alguien más que te asegure que lo que acaba de pasar es muy raro y que no eres la única que cree que es raro.

Efectivamente pasó eso, de no haber sido así, ni siquiera hubiese tenido la convicción de escribirlo sino que estuviese dudando aún de mi locura, o más bien de los niveles de mi locura.

Continuaremos luego... Empezó mi clase.

martes, 14 de octubre de 2008

in-termedio

¿Qué pasa si esto es lo mejor que puedes hacer?

Hoy estaba en el autobús y miré a todo el mundo a mi alrededor y pensé: "Cada una de estas personas debe tener algo especial... Una razón por la cual alguien los quiera y piense que son únicos. Porque lo son. Todos tenemos algo que ofrecer" Y después pensé... ¿y si no? ¿Y si en realidad estamos rodeados de personalidades beige y caqui? ¿Tienen todas estas personas algo suficientemente interesante como para destacar del resto? ¿No será, que el tipo que se ve aburrido, de hecho lo es?. No, olvídelo. No responda eso.

Empezó mi clase...